"Él es tu esperanza. Él es ahora tu esperanza y Él será luego tu posesión. La esperanza es propia del que cree; la posesión, de quien ve. Dile: “Tú eres mi esperanza”. Con razón dices ahora: “Tú eres mi esperanza”: crees en Él, aún no lo ves; se te promete, pero aún no lo posees. Mientras estás en el cuerpo, eres peregrino lejos del Señor; estás en camino, aún no en la patria. El mismo que gobierna y creó la patria, se ha hecho camino para llevarte a Él; dile, pues, ahora: “Tú eres mi esperanza” ¿Y luego qué? “Mi lote en la tierra de los vivos”. Quien ahora es tu esperanza, luego será tu lote. Sea Él tu esperanza en la tierra de los muertos y será tu lote en la tierra de los vivos”.
San Agustín