"La alegría ha de ser el clima de la existencia
cuando la fe, el amor y la esperanza son vivas".
(San Agustín).
Basta una leve sonrisa en tus labios para...
... levantar el corazón;
... mantener el buen humor;
... conservar la paz del alma;
... ayudar a la salud;
... embellecer la cara;
... despertar buenos pensamientos.
Sonríete
hasta que notes que tu constante seriedad
y severidad se hayan desvanecido.
Sonríete
hasta entibiar tu propio corazón con ese rayo de sol.
Irradia tu sonrisa:
Esa sonrisa tiene muchos trabajos que hacer,
ponla al servicio de Dios.
Tú eres un apóstol ahora
y la sonrisa es tu instrumento,
la caña para 'pescar amigos'.
Santificando la gracia que habita en ti,
te dará el encanto especial que necesitas,
para transmitir a los otros ese bien.
Sonríe a los tristes.
Sonríe a los tímidos.
Sonríe a los amigos.
Sonríe a los jóvenes.
Sonríe a los ancianos.
Sonríe en tu familia.
Sonríe en tus penas.
Sonríe en tus pruebas.
Deja que todos se alegren
con la simpatía y belleza
de tu cara sonriente.
Cuenta, si puedes,
el número de sonrisas que has distribuido
entre los demás cada día;
su número te indicará cuántas veces has promovido
-contento- alegría, satisfacción, ánimo o confianza
en el corazón de los demás.
Estas buenas disposiciones siempre son
el principio de obras generosas y actos nobles.
La influencia de tu sonrisa
obra maravillas que tú ignoras.
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Arnoldo Janssen