No son mis manos.
No son tus manos.
¡Son sus manos!
Manos talladas con dolor.
Nunca permitamos que alguien se acerque a nosotros
y no se vaya mejor
y más feliz.
A veces creemos que lo que hemos logrado
es sólo una gota en el océano,
pero -pensemos- sin ella, el océano estaría incompleto.
Lo más importante no es lo que damos…
Sino el amor y cariño que ponemos al dar.
Busca tiempo para practicar la caridad.
Es la llave del paraíso.
Debemos ser capaces de irradiar alegría
en nuestras acciones.
Aspiremos de todo corazón a que Ellos,
los enfermos,
se sientan amados.
Si los atendiéramos con cara triste
no haríamos más que aumentar su desesperanza.
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El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor… es el servicio.
El fruto del servicio es… la paz.
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Madre Teresa de Calcuta