Tu mejor amigo
¿Hace cuánto conoces a tu mejor amigo? ¿Qué crees que estaría dispuesto a hacer por ti? ¿Sería capaz de quedarse sin merienda el día que te ve con cara de hambre? ¿Se quedaría en casa todas las vacaciones si pensara que tú vas a estar solo y aburrido? ¿Sería capaz de recibir un castigo enorme cada vez que tú hicieras alguna travesura?
Es difícil pensar en un amigo así. Sí, es muy complicado. Quizás sea imposible. Mira a los lados ahora. ¿Alguno de los que ves sería capaz de hacer todo esto? Mira ahora hacia detrás. ¿Has encontrado la cara de tu
súper amigo?
A lo mejor está en la parte de delante. Mira para allá; a ver si está ahí.
Sí, delante, ¿ves a alguien? Fíjate bien. Sí, está delante de ti; en la pared.
¿Encima de la pizarra? ¿A un lado? ¿No ves que hay alguien que te mira desde la Cruz? Sí, ese es Jesús, y aunque a veces no te des cuenta, es tu mejor amigo.
Él te conoce desde mucho antes de que nacieras. Él te quiere tanto que, siendo Dios y pudiéndolo todo, quiso venir al mundo y sufrir como un hombre hasta morir en la Cruz para liberarte de tus pecados. ¿Entregó su bocadillo... se quedó sin vacaciones... o, peor aún, se llevó una buena bronca después de que tú hicieras una de las tuyas?
Hizo mucho más que todo eso. Y es que Jesús nos quiere tanto que quiso morir para salvar a todos los hombres de sus pecados.
Sí, también lo hizo por ti, porque, como te decía antes, es el mejor amigo que nunca has tenido. Y, ¿qué nos pidió a cambio? ¿nos dijo que en algún momento le teníamos que devolver el favor? No, antes de morir nos dijo que amásemos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nos dijo que fuésemos tan amigos del prójimo como Él lo había sido.
¿No crees que hoy es un buen momento para pensar en ello y acercarte un poco más a Él?
Yo creo que sí. Vale la pena el esfuerzo. Es lo menos que podemos hacer por nuestro mejor amigo.
Buenos días