Jornada Mundial del Migrante y Refugiado

Escrito el 29/09/2024
Agustinos


 "Dios camina con su pueblo"

El tema que ha escogido el Papa Francisco para este año 2024, en la 110ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebra hoy 29 de septiembre, es «Dios camina con su pueblo».

En su mensaje, el Papa hace referencia al relato bíblico del Éxodo, en el que se presenta al pueblo de Israel en su camino hacia la tierra prometida. Análogamente, es posible ver en los emigrantes de nuestro tiempo, como en los de todas las épocas, una imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna.

Al igual que el pueblo de Israel en tiempos de Moisés, los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo. Y así como los hebreos en el desierto, también los emigrantes encuentran muchos obstáculos en su camino: son probados por la sed y el hambre; se agotan por el trabajo y la enfermedad; se ven tentados por la desesperación.

Pero la realidad fundamental del éxodo, de cada éxodo, es que Dios precede y acompaña el caminar de su pueblo y de todos sus hijos en cualquier tiempo y lugar. La presencia de Dios en medio del pueblo es una certeza de la historia de la salvación.

Muchos emigrantes experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desesperación. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración, confían sus esperanzas. Imaginemos cuántas biblias, evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los emigrantes en sus viajes a través de desiertos, ríos y mares, y de las fronteras de todos los continentes.

Dios no sólo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación.

Por eso, el encuentro con el migrante, como con cada hermano y hermana necesitado, es una oportunidad para encontrar al Señor. Una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús. En este sentido, los pobres nos salvan, porque nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor.

Al final de su mensaje ,el Santo Padre nos invia a rezar con él esta oración:

Dios, Padre todopoderoso,

somos tu Iglesia peregrina

que camina hacia el Reino de los Cielos.

Cada uno de nosotros habita en su propia patria,

pero como si fuéramos extranjeros.

Toda región extranjera es nuestra patria,

sin embargo, toda patria es para nosotros tierra extranjera.

Vivimos aquí en la tierra,

pero tenemos nuestra ciudadanía en el cielo.

No permitas que nos constituyamos en amos

de la porción del mundo

que nos has dado como hogar temporal.

Ayúdanos a no dejar nunca de caminar

junto con nuestros hermanos y hermanas migrantes

hacia la morada eterna que tú nos has preparado.

Abre nuestros ojos y nuestro corazón

para que cada encuentro con los necesitados

se convierta también en un encuentro con Jesús,

Hijo tuyo y Señor nuestro.

Amén.