"La armonía en la diferencia"
En el año 1996, la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a los Estados Miembros a celebrar el Día Internacional de la Tolerancia el 16 de noviembre de cada año.
Esta decisión fue consecuencia del Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, que tuvo lugar en 1995, y había sido proclamado, a iniciativa de la UNESCO, por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993.
La tolerancia es el sólido fundamento de toda sociedad civil y de la paz, no es indulgencia o indiferencia, sino el respeto a las creencias, cultura y opiniones de los otros. También es un Derecho Humano, por lo que es inalienable, y lo que demuestra es que las personas son naturalmente diversas y solo en el marco de la tolerancia podrán convivir.
Por eso, se debe fortalecer la tolerancia fomentando la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos. Esto es hoy más necesario que nunca, ya que estamos en un contexto en el que el extremismo violento está en aumento, y en el que los conflictos caracterizados por el desprecio a la vida humana están cada vez más extendidos.
El mundo se encuentra actualmente en conflicto. Expresiones como xenofobia, discriminación, homofobia, bullying, aparecen todos los días en los titulares de los medios de comunicación y en las redes sociales.
La raza humana parece haberse vuelto más intolerante, rechazando al que es diferente, sin darse cuenta de que cada individuo en el mundo, es por definición, diferente. Solo hay que ver lo que ocurre en una familia, donde cada hijo es diferente al otro, aunque hayan vivido todos en el mismo ambiente y escuchado las mismas cosas.
Ser diferente no es malo, lo que realmente es malo son los prejuicios que se tienen sobre aquellas personas que no conocemos o entendemos, bien sea por sus creencias religiosas, expresiones culturales, ideas políticas, manifestaciones sexuales, etc.
En el Artículo 1º de la Declaración de Principios sobre la Tolerancia de la UNESCO se indica que:
“La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad, de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento de conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz”.