Madre de la esperanza y del consuelo
“Alégrense los varones. Y también las mujeres. Cristo ha nacido varón, pero ha nacido de mujer. Pase al hombre segundo el que había sido condenador en el primero. Una mujer nos había llevado a la muerte. Una mujer nos ha traído a la vida”. (Sermón 184, 4).
Esmeraldas recorren tus mejillas
transidas por el verde de tu nombre:
esperanza eres, Madre, para el hombre,
yema verde de árbol, no seca astilla.
Yo deseo sentarme en tu rodilla
para sentir que tu dolor me asombre,
que el amor que trajiste para el hombre
nos lo diste en espiga de gavilla.
Virgen y Madre, Madre de Esperanza:
abrazarte yo quiero, como un niño,
y juntar tu cara con la mía.
Hoguera eres de amor y de cariño.
A ti, Madre, dirijo mi alabanza
plena ya de esperanza y de alegría.
Nazario Lucas Alonso