16 de mayo
Santos Alipio y Posidio
Los santos Alipio y Posidio están íntimamente unidos a la vida de san Agustín. Amigos entrañables y depositarios de su herencia espiritual. Con Alipio compartió la inquietud y la búsqueda que desembocarían en el bautismo cristiano recibido por los dos en la catedral de Milán. San Agustín le llama “hermano de mi corazón”. Posidio fue el primer biógrafo de san Agustín. Su relato, después de haber vivido con él “en dulce familiaridad” cerca de cuarenta años, es vivo y de un gran realismo. Los dos fueron obispos y participaron en distintos concilios de África como representantes de la Iglesia católica.
Agustín habla de su amigo Alipio con admiración. Aunque distanciados por la edad, juntos vivieron una juventud azarosa, juntos recibieron el bautismo el 25 de abril del año 387 y también Alipio rigió una diócesis de África. Fue nombrado obispo de Tagaste el año 394, cuando Agustín era todavía sacerdote.
Compartieron preocupaciones religiosas e intelectuales, experiencias monásticas y un celo ferviente por defender la fe frente a las herejías de su tiempo. Experto en derecho, ejerció con brillantez y honestidad el cargo de asesor jurídico.
Ya obispo, viajó varias veces a Roma, llevando libros de Agustín al papa Bonifacio. Probablemente murió en 430, el mismo año del fallecimiento de san Agustín.
La relación de Posidio con Agustín data, al parecer, de los tiempos de la fundación del primer monasterio de Hipona. Allí vivió hasta que, alrededor del año 400, ocupó como obispo la diócesis de Cálama, ciudad de Numidia.
Posidio, Alipio y algún otro obispo, fueron los grandes apoyos de Agustín en su defensa tenaz de la Iglesia católica. Posidio participó en diferentes Concilios y en los años 409 y 410 se le encomendaron misiones oficiales ante el emperador Teodosio II.
Al ser devastada Cálama por los vándalos que mandaba Genserico, se retiró a Hipona al lado de su amigo Agustín. Pudo acompañarle en el trance de la muerte y se convirtió así en el emocionado primer biógrafo del obispo de Hipona. Regresó a Cálama después del incendio de Hipona, pero al oponerse a Genserico que pretendía imponer la fe arriana en sus dominios, fue expulsado de su sede. La muerte del obispo Posidio se sitúa hacia el año 437.
El culto de estos dos máximos representantes de la herencia monástica de san Agustín fue confirmado por el papa Clemente X en 1672.