No seamos estériles
“La Virgen lo formó en su seno: formémosle nosotros en nuestro corazón. La Virgen estuvo grávida por la encarnación de Cristo; que nuestras almas estén grávidas por la fe en Cristo. La Virgen dio al Salvador; demos nosotros a luz la salvación y la alabanza. No seamos estériles; seamos fértiles para el Señor”. (Serm. 189, 3, 3).
El cielo abrió con destreza
su blanco manto de nieve;
así se mantuvo el suelo
envuelto en albura y luz,
colmando en total plenitud
la sed de la tierra seca,
uniendo dos direcciones
-la divina y la terrena-
en el seno virginal,
haciendo que el manantial
manara divina palabra,
conversación de cristal.
Se trocó el seno en artesa,
en pan alivio de hambrientos,
en halo de sentimientos,
en ala que, volando ansiosa,
busca entre la intensa sombra
la luz tibia del fanal.
Belén es golondrina que vuelve
trayendo una carta abierta
escrita en el aire
con aromas de primavera.
Belén es amanecer claro
para la humanidad entera.
Nazario Lucas Alonso