Orando con San Agustín

Agustinos


Ver tu rostro

 

 “Muera yo para no morir, a fin de que vea tu rostro”.   (Conf. 1, 5, 5)

Tú eres, Dios, mi salvación.

Muero yo para ir contigo;

mas si yo muero por ti,

contigo, Señor, yo vivo.

Viviendo veré tu rostro,

pues tú me salvas a mí.

Deseo tanto tenerte

y gozar de tu presencia

que hago real la esperanza

en plena y total vivencia

de tu paternal mansión,

fermento de mi alabanza.

Muero, Señor, en tu vida;

vivo, Señor, por tu muerte;

te amo, Señor, por tu amor;

deseo tanto tenerte

y tanto anhelo tu cielo

que muero en Ti sin dolor.

                Nazario Lucas Alonso