Beata Josefa María de Benigánim
La beata Josefa María – popularmente llamada “la Pepa” – nació en el pueblo valenciano de Benigànim. Mujer con una vida espiritual intensa, llena de revelaciones místicas compatibles con su trabajo sencillo y una probada humildad y dedicación a los demás. Un refrán en valenciano acredita su caridad: “Beata Inés, on et criden ves” (“Beata Inés, donde te llamen ve”).
Josefa Teresa Albiñana Gomar, que como religiosa recibió el nombre de Josefa María de Santa Inés, nació en Benigànim en 1625 y con 18 años ingresó en las Agustinas Descalzas, fundada por San Juan de Ribera conocido entre los valencianos con el nombre de El Patriarca y fundador del Real Colegio Seminario del Corpus Christi. Hasta su muerte, Josefa Teresa permaneció en el monasterio de Benigànim realizando los oficios más humildes del convento y cuidando de las religiosas enfermas. Solía decir, “Gracias que me dejan lavar, barrer y hacer algunas cosas en la casa de Dios, pues ni esto merezco”. En compensación a su humildad, poseía un espíritu eminente de contemplación.
Procedía de una familia de escasa labranza, pero sobrada piedad. Quedó muy joven huérfana de padre. Superadas algunas dificultades de salud, ingresó como hermana de obediencia en el monasterio de su pueblo natal, el 25 de octubre de 1643.
El equilibrio interior de la religiosa explica que, sin saber leer, fuera elevada a hermana de coro. Falleció el día de su patrona, el 21 de enero de 1696. La devoción de los fieles se ha venido volcando en aquella humilde religiosa que con justicia tiene ganada fama de muy milagrosa. El 26 de febrero de 1888, León XIII reconoció su santidad al beatificarla. Desde entonces, el culto a la beata Inés evidencia un gran fervor popular.
Al morir, contaba 71 años de edad y cincuenta y tres de vida religiosa. Josefa Teresa o Josefa María de Benigànim pasó a la historia de la Orden como Josefa María de Santa Inés. Ordinariamente se la llamaba Madre Inés. Pronto se extendió su fama de poderosa intercesora ante Dios y el pueblo comenzó a pasar de boca en boca milagros y gracias obtenidas por su mediación. Uno de sus fervientes devotos fue el agustino recoleto san Ezequiel Moreno, fallecido en 1906.
Su culto está muy extendido en Valencia. La Hermandad Inesina organiza anualmente los actos festivos en honor a la beata desde la fecha de la beatificación.