Historia y personajes

Escrito el 06/02/2025
Agustinos


Fr. Mons. Marcos Cabello López, Obispo de Guadix

Fr. Marcos Cabello nació huérfano de padre en una familia humilde en la ciudad de Guadix, provincia de Granada, el año 1751. Entró en el convento de San Agustín de Córdoba, perteneciente a la Provincia Agustiniana de Andalucía. El noviciado lo hizo en el convento de Sevilla, donde profesó el año 1767.

Estudió como becario en el colegio agustino de San Acacio de Sevilla y en 1774 obtuvo el grado de lector en Artes, Filosofía, y cuatro años más tarde el de lector de Vísperas de Teología en el convento de Córdoba, donde concluyó su carrera eclesiástica. Ocupó el puesto de provincial de Andalucía Fr. Gutiérrez de Tortosa en 1780 por mandato del prior general Fr. Fco. Xavier Vázquez, y se puso como objetivo la reforma de los estudios en la provincia religiosa, estableciendo cátedras en Sevilla, Córdoba y Granada.

Fr. Marcos Cabello fue destinado a Córdoba para explicar Filosofía moderna, según la obra de Rugieri, que era un manual traído de Roma por el P. Gutiérrez de Tortosa. Hubo un acto público el 21 de mayo de 1785 en Córdoba, en que se defendieron las conclusiones para exponer por la primera la Filosofía Moderna por parte del agustino Fr. Marcos Cabello López. En el mes de octubre comenzó a explicar la Teología siguiendo el texto del provincial de la Corona de Aragón Fr. Juan Facundo Sidro Villarroig, titulado “Instituciones de Teología Cristiana”. Tres años después fue nombrado Regente de Estudios en Córdoba hasta alcanza grado de jubilado.

Retirado de la vida docente se dedicó al apostolado y la predicación, tanto en Córdoba, como en los pueblos cercanos. Obtuvo el grado de maestro en 1796 y en el capítulo provincial de 1798 fue elegido prior del convento de Córdoba, siendo reelegido en el capítulo siguiente. El Rey Carlo IV le escogió para obispo de Guadix-Baza en 1804 y fue  consagrado en la catedral de Jaén. En esos años España entró en crisis y Napoleón inició la ocupación del país en 1808. Serán años muy duros para los españoles y para el nuevo obispo.

Las órdenes primeras de las autoridades pedían colaborar con los franceses y aquietar al pueblo, y para eso el obispo escribió una pastoral muy moderada en este sentido. Al crearse una Junta en Granada, el obispo Cabello facilitó fondos para la misma. Posteriormente facilitó alimentos para el ejército español que se enfrentaba a los franceses. Ante la gravedad de la situación un día antes de la llegada del ejército francés se exilió de su diócesis el año 1810, permaneciendo 32 meses fuera de la ciudad. Se refugió en diversas poblaciones hasta llegar a Gibraltar.

Volvió a Guadix en octubre de 1812, una vez termina la invasión francesa en la zona y envió a sus fieles una carta pastoral en que califica a la reciente guerra de injusta, y denunciaba las graves secuelas que había dejado en la población, como saqueos, robos, hambre y miseria. Además, se originó en su diócesis un grave deterioro económico, con destrucciones de edificios y templos. Intentó pacificar los ánimos entre dos grupos enfrentados, como eran los afrancesados y los patriotas, y fue partidario de una amnistía para los acusados de connivencia con los franceses y sus ideas.

Después del conflicto se dedicó a buscar la paz y promover ayudas para los más necesitados, visitando la diócesis dos veces. Creó un hospicio, un hospital y ayudó a la reconstrucción de conventos e iglesias. Gracias a su formación teológica instituyó una cátedra en el palacio episcopal para dar formación a sus sacerdotes. Falleció en septiembre de 1819.

      Fr. Ricardo Paniagua, OSA