"La Gran Unión"
En nuestro encuentro anterior decíamos que, en el año 1243, el Papa Inocencio IV había unido a unos cuantos conventos donde se vivía en comunidad, en lugares apartados y la forma del encuentro con Dios era la contemplación. El Papa crea una nueva Orden con la Regla, o sea, con las normas establecidas por San Agustín.
La primera asamblea de representantes de este grupo de conventos tiene lugar en Roma en el siglo XIII, concretamente en marzo de 1244. De ahí que hay que situar en este momento la fundación de la Orden de San Agustín.
Pasados unos años, en marzo de 1256 y, por iniciativa del Papa Alejandro IV, tiene lugar en Roma la denominada Gran Unión. Esto hace referencia a la unión de conventos de Italia al grupo que, unos años antes, se había fundado como Orden de San Agustín.
Y ¿por qué hace esto el Papa? Por dos razones: la primera, para evitar la confusión entre distintos grupos dentro de la Iglesia; la segunda, aunar fuerzas y formar un solo ejército poderoso, capaz de ofrecer resistencia y vencer las fuerzas del mal.
En la asamblea que tiene lugar con representantes de todos los conventos que había unido el Papa, se constituye una única Orden, dirigida por un Prior General.
De esta manera todos deben aceptar el estilo de vida, Regla y observancias de la Orden surgida años antes. Y, desde aquel momento, todos deben vestir el mismo hábito y seguir la Regla de San Agustín.
Esta decisión que había tomado el Papa Alejandro IV, de unir a todos estos conventos en una Orden, no gustó a algunos de los grupos de conventos presentes en la asamblea. Por eso, pasado un tiempo se salieron de la unión.
Es el comienzo de la Orden de Ermitaños de San Agustín o, con el nombre actual, Orden de Hermanos de San Agustín u Orden de San Agustín. De ahí que el origen de la Orden, como tal, tiene lugar en el s. XIII por obra de la Iglesia en la persona del Papa.
Siendo esto así, nos preguntamos entonces ¿qué puesto ocupa San Agustín en la Orden que lleva su propio nombre? Lo veremos en nuestro próximo encuentro de “Sabías que…”