Píldoras de San Agustín

Escrito el 28/10/2024
Agustinos


 

¡Hola, qué tal, cómo estás!

Os cuento que el sábado hemos tenido en la Parroquia de San Manuel y San Benito de Madrid, la ordenación de diácono y de presbítero de dos jóvenes agustinos, uno de ellos de Tanzania y el otro de Haití.

Ambos llevan muchos años formándose, tanto intelectual como espiritualmente hablando. Y es que, tener conocimientos de teología, biblia, moral, pastoral, liturgia, etc.…, es algo muy importante para ser un buen ministro de la Iglesia. Pero, algo imprescindible y necesario es vivir en y con el Señor, haberse encontrado con Él personalmente, de tú a tú.

Tanto para el diaconado, como para el presbiterado, el obispo les impone las manos y recita una larga oración solemne. En ella solicita que el Espíritu Santo los llene de la gracia para que sean fieles en el compromiso que adquieren ante Dios y su pueblo, la Iglesia.

Porque para ser un buen y santo diácono o sacerdote no solo hay que saber mucho, tener experiencia de Dios, sino también estar abierto a recibir su gracia. Así, sí se puede hacer frente a todo. Y San Agustín nos lo explica con un ejemplo del Antiguo Testamento:

“Hermanos y hermanas, toda nuestra fuerza reside en el conocimiento de Dios y en recibir su gracia, en la que David puso toda la confianza. Por el contrario, Goliat contaba sólo consigo mismo, con sus fuerzas. Como todas las personas orgullosas, en su cara se veía su orgullo y es precisamente sobre la cara donde la piedra arrojada por David lo golpeó”.

(Sermones 32,3)

Oración:

“Ven, Señor, trabaja en nosotros. Llámanos, enciéndenos y estréchanos a tu corazón. Atráenos con tu gracia. Permítenos amarte y correr hacia ti”.

(Confesiones 8,4)