Oración del catequista
Me has llamado, Señor,
en esta etapa de la historia,
a continuar la tarea de anunciar el Reino
que comenzó tu Hijo Jesús.
Con los profetas quiero gritar:
«Mira, Señor, que no soy más que un niño
que no sabe hablar».
Con María quiero rezar:
«Aquí estoy. Hágase según tu palabra».
Tú, Señor, conoces toda mi vida,
mis dudas y mi fragilidad,
mis pasos vacilantes
y mi confianza en ti.
No puedo presumir de nada.
Solo quiero que mi vida
esté a disposición del Evangelio
para que tu nombre sea conocido
y ensalzado por todos.
Señor, pon calor en mis palabras,
coherencia en toda mi vida,
para que mis gestos y palabras
interroguen al que busca,
calienten el corazón de los fríos,
animen los pasos de los que vacilan,
aviven la vida de la comunidad.
Que la fuerza del Espíritu
me acompañe siempre
y me inspire lo que es justo y oportuno
para hacer resonar tu mensaje
a quienes confías a mis cuidados.
Mantenme en actitud de escucha
y de diálogo contigo
para que tú seas la fuente primera
de mi sabiduría y experiencia de fe. Amén.