Jesús..., enséñame a rezar.
Sé que Tú me escuchas siempre.
Sé que conoces mis necesidades y sufrimientos.
Sé que estás ocupado con muchas otras necesidades, pero hoy te pido algo: Enséñame a rezar.
Sé que tu amor es infinito y absoluto.
Sé que Tú estás a mi lado siempre, aunque a veces no lo vea, ni te sienta.
Sé que Tú me escuchas siempre. Por eso hoy estoy aquí y te pido algo: Enséñame a rezar. Aumenta mis ganas para hablar contigo, para escucharte a ti, para quererte más.