Te pedimos por la paz que nos es tan necesaria como el agua y el fuego, la tierra y el aire.
La paz que es perdón que nos libera de la rabia y la ira,
de la envidia y la sangre.
La paz que es libertad, la vida siempre abierta en la casa y en la fábrica,
en la plaza y en la calle.
La paz que es el pan amasado cada día que se rompe en la mesa con júbilo y con hambre.
La paz que es flor de tu reino que esperamos y que hacemos más bello y cercano cada tarde.
Te pedimos la paz y a nosotros nos la pedimos porque somos hermanos
y Tú eres nuestro Padre y Madre.
Montserrat Rescalvo