Historia y personajes

Escrito el 09/01/2025
Agustinos


Convento de San Agustín de Durango

 

A finales del siglo XVI las autoridades acordaron autorizar la llegada de los agustinos a la villa de Durango, capital del Duranguesado, a unos treinta kilómetros de Bilbao. El convento allí creado perteneció a la Provincia Agustina de Castilla, lo mismo que el de Bilbao, Azpeitia y Badaya, este último en Álava. En un primer momento se establecieron a las afueras de la población y en pobres condiciones. Esta primera presencia de los frailes se produjo en 1584. El primer convento constaba de una iglesia con una capilla dedicada a la Virgen de pequeñas proporciones, y se hizo en unas casas compradas al licenciado D. Juan de Zaldívar y su mujer, situadas frente a la Puerta Zabala.

En el año 1662, y gracias a un legado del comendador Domingo de Garro, se pudo construir en la zona céntrica un gran convento que incluía residencia, claustro y templo, que ha llegado hasta la actualidad, con los cambios propios de estos últimos tiempos. Para la edificación de la iglesia se contrataron los servicios de los arquitectos Juan de Ansola y Martín de Gatechea, pactando la fecha de su conclusión. Poco después se acordó la construcción del retablo con el montañés Francisco Martínez de Arce. La característica destacada del templo es su monumentalidad y consta de una sola nave con capillas, sostenida por contrafuertes, con crucero y una capilla mayor poco profunda. Los contrafuertes caen al interior y están perforados para comunicar las capillas y la cubierta que es de crucería. Destaca el pórtico que se asienta en una planta trapecial.

El edificio conventual presenta una planta rectangular con tres alturas en la fachada principal y está adosado a la iglesia. En el centro de la misma está la puerta de acceso y tres pares de ventanas a cada lado, con una imposta que marca la división entre la planta baja y la primera. El edificio se remata con una gran cornisa saliente. La parte central se adorna con escudos de armas de la orden en la primera y segunda planta. En el interior destaca un patio o claustro.

En el siglo XVII era el único convento de la villa, situado cerca de la parroquia principal de San Pedro de Tavira. Vivían una decena de religiosos y tenía cátedra de Gramática para seglares, atendiendo a la predicación y a confesión en la zona. Este convento agustino sufrirá varias ocupaciones y agresiones en el siglo XIX. La primera se originó con la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia. En los años siguientes le afectarán las dos primeras guerras carlistas, ya que la villa de Durango estaba en el área carlista y fue atacada varias veces por el ejército libera. Precisamente por su localización en la zona carlista la desamortización de 1835 no le afectará, y habrá que esperar al final de la guerra para proceder a la exclaustración y venta del mismo y de sus posesiones. El último religioso que salió del convento de Durango fue el P. Agustín Arteche. Según el P. Antonio de Castro la iglesia estuvo habilitada en 1864 y en ella daban los ejercicios espirituales los PP. Jesuitas, una vez que estos se establecieron en la villa.

El Ayuntamiento se hizo cargo del convento y lo utilizó para hospital y escuela durante muchos años, manteniendo el uso hospitalario hasta tiempos recientes. En 1985 se hizo un estudio para ver las posibilidades de poder dedicarle a otros usos. Ya en 1996 se hizo una sala de exposiciones en la iglesia y desde el año 2002 se ha constituido un gran centro cultural llamado Espacio Cultural San Agustín “Kultur Gunea” y pertenece a la red vasca de teatro.

      Fr. Ricardo Paniagua, OSA