Historia y personajes

Escrito el 19/10/2023
Agustinos


Convento San Agustín de Ciudad Rodrigo

La fundación del convento de San Agustín de Ciudad Rodrigo se produjo a finales del siglo XV y está relacionada con el deseo del Regidor de la ciudad Francisco de Chaves, que tenía la intención de convertir la iglesia en panteón de la familia. Para ello donó a los agustinos varias tierras y casas para iniciar la construcción de la iglesia y convento. Aunque se eligió una parcela que estaba extramuros, unos años después pasaron al casco urbano en unas casas de esta familia Chaves, sitas en la Judería.

El templo fue proyectado por Pedro de Ibarra y Juan de la Puente, iniciando las obras definitivas el año 1566, terminando la construcción en 1588, bajo el mecenazgo de Garci López de Chaves. A la iglesia se accedía por una puerta pequeña de medio punto, rematada por una hornacina con la imagen barroca de San Agustín, colocada años después.

La iglesia es de una sola nave dividida en tres tramos, separados por arcos apuntados, en los que se abren pequeñas capillas semicirculares y poligonal en la cabecera. La cubierta está formada por bóvedas estrelladas, con claves doradas que contienen los escudos de los Chaves. El retablo mayor es una obra de 1615, del escultor Felipe de Balbás, pero que posteriormente fue pintado, perdiendo el valor original. Se le considera un templo gótico tardío, destacando las ventanas renacentistas.

El convento agustino de Ciudad Rodrigo estará en contacto con el de Salamanca, y las relaciones de los patrones se llevaron a cabo con Fr Juan de Sevilla, prior de Salamanca. Desde el principio, el convento se fundó con religiosos venidos de Salamanca y formó parte de los conventos que habían entrado en la observancia, abandonando la claustra. Cuando ya estaba la construcción definitiva en marcha era prior Fr. Diego de Salazar.

El convento agustino tendrá cátedra de Estudios de Filosofía, con un Lector de Artes, gracias a un mecenas llamado Miguel de Palacio Salazar, que dotó de medios económicos a la misma. También sus religiosos asistían a la confesión en la catedral y a la predicación, así como a los moribundos que así lo reclamaban.

El convento estaba habitado por unos 15 frailes, que fueron disminuyendo con la guerra de la Independencia, ya que esta Ciudad se vio muy afectada en esa guerra al ser frontera con Portugal, de donde venían las tropas inglesas y lusas. Los 14 agustinos que quedaban tras la guerra se redujeron a tres en el momento de la desamortización. Entonces, el convento fue vendido y quedó arruinado y sus propiedades subastadas. La iglesia pasó por diversos usos, como pajar y cárcel. A finales del siglo XIX el obispo de la ciudad Martínez Izquierdo consiguió que se le entregara la, procediendo a su restauración.

En la actualidad la iglesia y convento se ha convertido en un colegio que está regentado por las Teresianas, que han abierto al público la iglesia.

Fr. Ricardo Paniagua