Hola, qué tal, cómo estás.
Los cristianos comenzamos la cuarta semana del tiempo litúrgico de Adviento. Al final de la misma, celebraremos el nacimiento, en la noche del 24 de diciembre, de Jesús de Nazaret. Con él ha nacido en medio de este mundo el “Emmanuel”, el Dios con nosotros.
En estos días, los juguetes, la ropa, la colonia, los aparatos de alta tecnología… son regalos que manifiestan el cariño y afecto que nos tenemos unos a otros.
Y, aunque esto nos agrada mucho, no son el regalo más importante que recibimos en estos días navideños y que nos hace sentirnos muy alegres.
San Agustín nos señala los motivos profundos por los cuales debemos están alegres en estos días de fiesta, especialmente en el día del nacimiento de Jesús.
“Alegraos, vosotros que sois justos. Es el día del nacimiento del que justifica. Alegraos vosotros que sois débiles y enfermos. Es el día del nacimiento del que sana.
Alegraos vosotros que sois prisioneros. Es el día del nacimiento del Redentor. Alegraos vosotros que sois esclavos. Es el día del nacimiento del Maestro.
Alegros vosotros que sois libres. Es el día del nacimiento del que nos hace libres. Alegraos todos vosotros cristianos. Es el día del nacimiento de Cristo”.
(Sermones 184, 2)
Oración
Celebremos devotamente este día: como aquellos primeros adoraron a Cristo en un pesebre, nosotros adorémoslo reinante en el cielo.
(Sermones 203, 3)