Miércoles I Tiempo Ordinario

Escrito el 15/01/2025
Agustinos


Texto: José María Martín , OSA
Música: Crying in my beer. Audionautix

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
«Todo el mundo te busca».

Él les responde:
«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

"Se levantó y se puso a servirles"

A Jesús lo vemos hoy en la casa de un amigo, ayudando a que una mujer sea ella misma y recupere su dignidad. El relato de Marcos tiene una viveza admirable. En su misma brevedad, conserva toda su frescura: ni sobra ni falta un detalle; es un buen modelo de información periodística: La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron enseguida. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó.

Hay dos expresiones en el evangelio de hoy que expresan cómo Jesús pone en práctica su compasión hacia los que sufren: Jesús "la levantó"; ella "se puso a servirles". El primero de estos verbos: "levantarse" recuerda el misterio de la resurrección. Jesús se "levantó" del sepulcro. Jesús "ha resucitado". La otra expresión se refiere al servicio. La suegra de Pedro es una de las figuras del Evangelio que, con su actitud, nos recuerdan a dónde debe llevarnos la fe, la gratitud y el amor de Jesucristo. No se contenta con ser librada de la fiebre, se pone inmediatamente al servicio de todos

El final del día encontramos a Jesús sanando a otros enfermos. Estará entre los excluidos a causa de su enfermedad… escuchando quejas… plegarias y lamentos… voluntariamente se sitúa en el lugar por donde pasa la vida doliente. Dios en Jesús ha elegido el lugar social carente de esperanza, más sometido a prueba. Quiere dignificar la vida.

Ya de madrugada, se levantó muy temprano, se fue a un lugar solitario y “se puso a orar”. Jesús necesita estar a solas y orar para recuperar fuerzas y poder transmitir paz a todos. Me recuerda lo que hacen cada día las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta cuando al comenzar la jornada dedican horas a la oración y a la celebración de la eucaristía. También nosotros necesitamos la fuerza interior que nos da la oración, de la que surge la pasión por anunciar la Buena Nueva y ayudar a todo aquél que nos necesite. Todo el mundo buscaba a Jesús y Él se puso en camino hacia otras aldeas para seguir haciendo vida el Evangelio.