Reflexión agustiniana

Escrito el 20/07/2024
Agustinos


La unidad con Dios y con los hermanos

Dios es el anhelo más profundo de Agustín y de toda alma sedienta de unidad y de realidad verdadera. La unidad de la Trinidad es lo único necesario, y el punto de referencia para valorar la importancia de la unidad: "Pensad en la unidad, hermanos míos, y ved que, si os agrada una multitud, es por la unidad que existe en ella. ¡Ved cuántos sois vosotros, a Dios gracias! ¿Quién podría gobernaros si no gustaseis una sola y misma cosa? ¿De dónde proviene esta calma en una multitud tan grande? Si hay unidad, hay pueblo; sin ella, una turbamulta. Pues ¿qué es una turbamulta sino una multitud turbada... Por tanto, engrandeced al Señor conmigo y ensalcemos su nombre todos juntos, pues el 'unum necesarium' es aquella unidad celeste, donde son unidad el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo..." (Sermón 103,4).

Para Agustín será esta unidad de la Trinidad el modelo y el ejemplo para todo intento de unidad entre los hombres. Lógicamente esto es un ideal que nunca podremos realizarlo plenamente en esta vida. La unidad es fruto del toque amoroso de Dios a los hombres, es fruto de la caridad: "¡Cuántas comunidades fraternas existen, donde no tienen nada propio, sino que todo es común, y usan sólo lo necesario para el alimento y el vestido, hinchando con el fuego del amor el alma única y el único corazón hacia Dios!" (Contra Fausto 5,9). Dios es Amor, es Caridad, por eso Él puede realizar la Unidad en plenitud; en cambio, en el hombre, la caridad es semilla que va creciendo sin llegar a tener en este mundo su pleno desarrollo. No obstante, por la caridad logran los hombres tener un solo corazón y una sola alma, por la caridad se logra la unanimidad y la concordia: "Si la caridad hace de tantas almas una sola y de tantos corazones un solo corazón, ¿qué grande será, pues, la caridad entre el Padre y el Hijo? Sin comparación, mayor que la que existía entre aquellos hombres que tenían un solo corazón. Si el corazón de muchos hermanos es uno por la caridad y el alma de muchos hermanos es una por la caridad, ¿osarás decir que Dios Padre y Dios Hijo son dos? Porque, si son dos dioses, la caridad entre ellos no es suma. Porque, si aquí la caridad llega al extremo de hacer de tu alma y de la de tu amigo una sola alma, ¿cómo es posible que Dios Padre y Dios Hijo no sean allí un solo Dios?" (Comentario al evangelio de Juan 14,9).

Ciertamente la búsqueda de la armonía y de la paz con nuestros semejantes es como la ley de la gravedad por la que se rige el pensamiento y la vida de Agustín. Pero el impulso de la naturaleza a vivir en unión y concordia con los hombres, no siempre logra su objetivo. Es necesario que esta tendencia a la unión esté reforzada por un amor capaz de vencer el egoísmo y por un ideal tan fuerte que pueda superar las dificultades. Precisamente porque hay diversos intereses y quereres, los hombres estamos divididos, y solamente la gracia tiene fuerza suficiente para conducirnos a la unidad, el Hijo se hace el Mediador para que su deseo de unidad, pueda hacerse una realidad entre los hombres (cfr. La Trinidad 4,9,12). Pero esta unidad sólo se podrá conseguir siendo verdaderamente comunidad de amor. El amor es para Agustín idea medular y realidad base, el amor es el peso por el que el hombre es llevado a su lugar natural. La atracción llevada a cabo por el amor es de ascenso, de profundización y desarrollo de un don: "Mi peso es mi amor; él me lleva doquiera soy llevado. Tu don nos enciende y por él somos llevados hacia arriba" (Confesiones 13,9,10). Es más, Agustín nos dirá que cada uno es aquello que ama, por eso nos recomienda poseer el amor de Dios: "Poseed más bien el amor de Dios, para que, así como Dios es eterno, del mismo modo también vosotros permanezcáis eternamente, porque cada uno es tal cual es su amor. ¿Amas la tierra? Serás tierra. ¿Amas a Dios? ¿Diré que serás Dios? No me atrevo a decirlo como cosa mía; oigamos la Escritura: "Yo dije: Todos sois dioses e hijos del Altísimo" (Comentario a la epístola de Juan 2,14).

Es en la unidad de los hermanos donde se recibe la bendición del Señor y donde se puede bendecir a Dios: "Pues allí preceptuó Dios la bendición. ¿En dónde la preceptuó? Entre los hermanos que habitan en unión. Allí prescribió la bendición, allí bendicen al Señor los que habitan en armonía" (Comentario al salmo 132,13). Y allí se forma una unidad de alabanza (cfr. Sermón 103,4).

Santiago Sierra, OSA