Píldoras de San Agustín

Escrito el 08/07/2024
Agustinos


 

¡Hola, qué tal, cómo estás!

Algunos ya están de vacaciones y, seguramente, habrán hecho variados propósitos para este tiempo. Puede ser leer, estar con los amigos y familiares, pasear, divertirse, emplear un poco más de tiempo para pensar, reflexionar y, cómo no, también para rezar.

Ahora bien, con respecto a esto de dedicar más tiempo para rezar, la cosa no está tan clara. Y es que, cumplir con los otros propósitos programados ocupa las horas y los días, de tal manera que no queda tiempo para rezar. En fin, que no hay tiempo material para ello. Y, como se suele decir: “la vida no da para tanto”.

Qué pena que sea Dios el que siempre pierda en estos casos. O, mejor dicho, que pena que seamos los humanos los que perdemos la oportunidad de estar más con Dios, el origen y meta de la vida.

Pero bueno, eso se puede remediar si se piensa que rezar no solo es decir palabras, o decirlas en un sitio determinado, en este caso la iglesia. A lo mejor se puede rezar, estar con Dios, relacionarse con Él, haciéndole presente en cada momento del día. Sí, en el día a día de las vacaciones.

Y esto se logra desde y con el corazón, sin muchas ni grandes palabras, con el deseo. Es vivir en la presencia de Dios en todo momento, lugar y circunstancia. Como señala San Agustín:

“Sin duda, no es reprochable o inútil orar extensamente cuando se está libre, es decir, cuando las obligaciones de otros trabajos buenos no nos lo impiden. Ahora bien, incluso en estos momentos debemos orar con el deseo del corazón”.

(Cartas 130, 19)

Oración:

“Oh Señor, mi Dios, haz que mi alma te alabe para que pueda amarte y haz que te muestre tus gracias para que pueda alabarte por todas ellas”.

(Confesiones 5, 1)