Texto: P. Miguel A. Herrero Gómez, OSA
Música: Amazing Grace - Kesia
Los cambios en la vida
Buenos días.
Estamos iniciando un nuevo curso. Y en estos primeros días, en muchas de nuestras comunidades, por no decir en todas, nos hemos encontrado con cambios... de personas, horarios, actividades, cambios en las relaciones... Cada uno de estos cambios trae consigo una serie de desafíos y oportunidades únicas.
Los cambios son una parte inevitable y constante de la vida. Aceptar y adaptarse a estos cambios puede ser un desafío, pero también una oportunidad para crecer y evolucionar.
La vida está en constante movimiento y nada permanece igual para siempre. Aceptar esta realidad puede ayudarnos a vivir el presente con más tranquilidad y disfrutar de lo que tenemos ahora.
La capacidad de adaptarse a nuevas situaciones es crucial. La vida no es estática, y adaptarse a los cambios puede abrir nuevas oportunidades y caminos. Cada cambio trae consigo una lección. Afrontar los cambios requiere valentía y confianza en uno mismo. Es normal sentir cierta inseguridad e incluso miedo, pero esta inseguridad, este "miedo" puede ser constructivo y ayudarte a crecer.
Cada cambio, por pequeño que sea, nos ofrece la oportunidad de aprender algo nuevo. Nos obliga a salir de nuestra zona de confort y a enfrentarnos a lo desconocido, lo cual puede ser una experiencia enriquecedora. Y dado que el cambio es inevitable y, aunque puede ser difícil, podemos convertirlo en una fuerza positiva que nos impulsa hacia nuevas y emocionantes direcciones.
Recordemos esta mañana y hagamos nuestra esa hermosa oración de la serenidad:
“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia. Viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la vez; aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; aceptando, como lo hizo Jesús, este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que fuera; creyendo que Tú harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a Tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e increíblemente feliz Contigo en la siguiente”. Amén.
¡Buenos días!