Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Bensoundcute
"Lo que hicisteis..."
Mientras nuestro cristianismo y nuestra fe se reduzcan a palabras, oraciones, sacramentos… No hemos entrado en la esencia de la fe, ni hemos comprendido lo que es ser cristiano.
Sucedió hace ya un tiempo, me lo contaba un sacerdote. Resulta, que un día a la hora de la siesta, se presentó en la casa parroquial un mendigo preguntando por el sacerdote. Salió a abrirle la puerta la madre del párroco, quien le informó que su hijo en ese momento estaba descansando. El hombre, sin embargo, insistió en que quería hablar con el párroco. El sacerdote oyó las voces y se acercó a ver qué pasaba. Cuando vio que se trataba de un mendigo, le hizo pasar dentro de la casa y le preguntó: “¿Qué es lo que quiere?”.
El mendigo respondió: “Mire, no quiero comida, no quiero dinero, no quiero nada. Sólo he venido para que conozca usted los feligreses tiene en su parroquia”. El sacerdote no sabía que pensar. Entonces el hombre le contó lo que acababa de ocurrirle: “Era medio día y pasaba al lado de una casa, cuando oí desde una ventana a un hombre que me llamaba y me invitaba a pasar. Entré y vi una familia sentada alrededor de una mesa para comer. El padre entonces abrió un hueco entre sus hijos, y puso una silla para que me sentara a comer. Durante la comida, el padre me señaló con el dedo y dijo, dirigiéndose a sus hijos: ‘Hijos, este hombre es Jesucristo’ tratadle bien. Yo he venido para que usted conozca y valore el tipo de gente tiene en su parroquia”. Y sin decir más, cuenta el sacerdote, me dio la mano y se fue.
Una historia hermosa, ¿no crees? Y digna de imitar; pero estas historias generalmente no se dan. Pueden darse, deberían darse, pero de hecho no tenemos la actitud de esta familia y de este padre para abrir nuestra casa a los más necesitados y abriéndoles la casa, darles también el corazón. Nos cuesta entender y sobre todo vivir esas palabras de Jesús: “Lo que hicisteis al más pequeño de mis hermanos a mí me lo hicisteis”. Palabras que son la esencia de nuestra fe.