Texto: Santiago Alcalde. OSA
Música: Bensoundcute
No te metas a herrero si eres carnicero
La prudencia o la imprudencia va un poco con el talante de cada persona. El conocer lo que uno es y lo que uno puede hacer, nos debería llevar a todos a ser prudentes. Esto no quiere decir que seamos tan conservadores que nunca nos arriesguemos a nada, cuando hay muchas probabilidades de salir con éxito en la tarea que proyectamos.
Una fábula cuenta que estaba un burro paciendo tranquilamente en un prado en la linde del bosque. Un lobo, que le vio, quiso aprovecharse de esta circunstancia y se le fue acercando disimuladamente. El burro, al acusar la presencia del depredador y el peligro que este suponía, decidió actuar con astucia. Empezó a cojear aparatosamente y a dar rebuznos de dolor. El lobo, disimulando una gran solicitud por el asno, le preguntó por su cojera. Este le explicó que tenía una herradura medio suelta y que uno de los clavos se le había introducido en la carne, causándole gran dolor.
El lobo le manifestó que a él se le daba muy bien el oficio de herrador y que, si lo deseaba, él podía ayudarle extrayéndole el clavo. Sin más palabras, el burro dobló la pata y el lobo se acercó para arrancarle el clavo. En ese momento el asno estiró su pata y dio al felino una tremenda coz en la boca arrancándole todos los dientes.
Entre aullidos de dolor, el lobo se retiró lamentándose tristemente, mientras se decía: “La culpa es toda mía por haberme metido a herrero siendo carnicero”.
La prudencia y el mantener una lógica distancia, siempre son necesarias en todos los acontecimientos de la vida, sobre todo, en las relaciones interpersonales. Muchas amistades se han arruinado por falta de prudencia y sensatez. Nos metimos a “salvadores”, cuando ni estábamos capacitados, ni nadie nos pedía hacerlo. El ocupar cada uno nuestro lugar, en lo que le corresponde, siempre es bueno y permite no entrar en controversia con las personas. Ofrece tu ayuda y colaboración siempre; pero actúa sólo cuando te lo pidan expresamente.
La Palabra de Dios en el libro de los Proverbios nos dice: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te fíes de tu prudencia, Busca la voluntad del Señor en todo lo que hagas y él te mostrará el camino que debes tomar” (3,5-6).