Texto: Clara de Mingo
Música: Bensoundcute
Peter Parker
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá”
Como cristianos, debemos ser conscientes de que Dios nos creó y nos moldeó a su imagen y semejanza. Como podemos leer en Jeremías, "antes de que te formara en el vientre, te conocí, antes de que nacieras, te santifiqué y te di por profeta a las naciones". Quizás nunca seamos unos grandes profetas como él, pero Dios nos hizo "pequeños profetas" para que fuéramos evangelizando en nuestras casas, en la parroquia, en la universidad, en nuestros grupos de amigos. Y para ello, nos fue dando una serie de dones especiales, intransferibles, personalizados según el plan de Dios para cada uno de nosotros.
Hay una canción que se ha puesto de moda últimamente que, aunque técnicamente habla de desamor, tiene por otra parte un toque de espiritualidad y de encontrarse a uno mismo a través de la religión, y que precisamente empieza de la siguiente manera: "alto es el poder que te han dado desde el cielo".
Por ello se nos juzgará cuando llegue el final de los tiempos, entre otras cosas, no por si tenemos más o menos, sino por la forma en la que los hemos utilizado. Haciendo referencia a una saga cinematográfica, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad", y es que los cristianos tenemos que hacernos responsables de lo que hemos recibido. ¿Los hemos aprovechado? ¿Hemos amado? ¿Hemos utilizado nuestros dones para hacer buenas obras, o los hemos malgastado o incluso escondido para que nadie los viera? Dios nos conoce, sabe lo que nos ha dado, y queda patente en el Evangelio de hoy que se nos exigirá exactamente según se nos haya confiado. Ni de más, ni de menos.
Puede ser que, como en la película, cometamos errores, o utilicemos nuestros “superpoderes” para hacer bien las cosas, y que, a pesar de nuestros esfuerzos, no salga todo como queríamos. Por ejemplo, el pasado domingo celebramos el día del Domund, y estoy segura de que muchos misioneros dan el 120% cada día, aunque a veces se topan con grandes muros que les impiden hacer todo el bien que podrían. Pero también sé que eso no les hace desfallecer, sino que son persistentes, piden ayuda al Señor, y siguen buscando todos los caminos y recovecos posibles para hacer de su misión un lugar mejor. Igual que ellos, todos los médicos, sanitarios, fuerzas y cuerpos de seguridad, sacerdotes, voluntarios, bomberos, abogados, y tantas personas y profesiones que dan lo mejor de sí mismos para mejorar su sitio de trabajo y ayudar a todas las personas que puedan.
Señor, hoy queremos pedirte por todos aquellos que trabajan dando lo mejor de ellos mismos para hacer este mundo algo más parecido a tu Reino en la Tierra, utilizando y llevando sus dones hasta el extremo.
Ayúdanos a ser servidores y poner nuestros superpoderes al servicio de aquellas personas que nos has confiado, nuestras familias, amigos, compañeros, catecúmenos, para que les demos el verdadero sentido, los llenemos de frutos y no para que malgastarlos u ocultarlos irresponsablemente. Que sepamos mantener una actitud despierta, no desde el miedo o la desconfianza, sino para ser hombres y mujeres que den esperanza al mundo con los dones que hemos recibido.