De dos en dos

Publicado el 06/02/2025
Agustinos


Texto:  P. Juan M. Paniagua Miguélez, OSA

Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia

De dos en dos

¡Buenos días!

Hoy nos despertamos en la celebración de la misa diaria, con el recuerdo de unas personas que entregaron su vida en el país del sol naciente; nos referimos a San Pablo Miki y sus compañeros mártires que sufrieron por causa de Jesucristo y su Evangelio a finales del siglo XVI, y, por lo tanto, entregaron su vida.

Los veintiséis valientes cristianos imitaron de tal manera a Jesús, que todos ellos también fueron condenados en Nakasaki a morir crucificados. Y tal como narran las crónicas con el testimonio de uno de los testigos, san Pablo Miki, al igual que Jesús, perdonaba a sus verdugos desde la cruz, a la vez que les invitaba a recibir el bautismo.

Estos cristianos, mártires del Japón, no dejan de ser la continuidad de los miles y miles de seguidores de Jesús que por todo el mundo expanden la buena noticia del Evangelio, y que ponen en práctica el mensaje del evangelio que se nos proclama en la misa de hoy donde san Marcos (6, 7-13) nos narra cómo Jesús va enviando para anunciar el Evangelio a sus apóstoles, siempre de dos en dos.

Todos nosotros, discípulos o apóstoles de Jesús, y particularmente los que seguimos el camino agustiniano, o los que este año estamos inmersos en la celebración del jubileo, también debemos ponernos en marcha para anunciar la ESPERANZA. Es sin duda un camino difícil pero ilusionante, y contamos siempre con la promesa de Jesús de estar a nuestro lado. Y además tenemos sus instrucciones y sobre todo su “autoridad” para expulsar espíritus inmundos; sí, hemos oído bien, porque hoy en día también tenemos muchos “espíritus inmundos” que llenan y ocupan nuestras vidas apartándonos del camino del Evangelio.

Y ahí estamos todos nosotros, al igual que los primeros discípulos: vamos “de dos en dos”, pero sin olvidarnos del resto de recomendaciones de Jesús: sin alforja, ni pan, ni dinero suelto. Todo esto simplemente está suponiendo que ese bastón que debemos llevar no es otra cosa que la confianza plena en Jesús que es quien nos acompaña en nuestra misión siempre.

¡Muy buenos días!