Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar
¡Dejémonos encontrar por Él!
Estamos a las puertas de la Navidad. Nosotros, un año más, salimos al encuentro del Señor que ya llega; pero la verdad es que quien viene a buscarnos es el Señor. ¡Dejémonos encontrar por él!
Un sacerdote que en Sao Paulo, desde hace años, se dedica a recoger “niños de la calle", cuenta lo que le sucedió con uno durante las navidades pasadas. Del centro que él tiene en las favelas y en el que le ayudan muchos voluntarios, se le escapó un niño, el mejor. En el que había depositado más esperanzas de hacer de él un hombre de provecho. Por más que pensaba no encontraba ninguna razón por la que ese niño se hubiera escapado. Aunque tenía mucho trabajo, sin embargo, sacó tiempo para preguntar por él y buscarle. Al final dio con él en su antiguo barrio donde tenía algunos familiares.
Cuando le preguntó: “¿Por qué te escapaste del centro? ¿No estabas a gusto en él? ¿Alguien te ha hecho daño? El niño le respondió: “Sólo deseaba saber si de verdad me querías. Quise comprobar si te importaba y venías a buscarme”.
La humanidad entera se escapó del paraíso de Dios, y él vino a buscarnos. Eso es la Encarnación, eso es la Navidad: “El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”, decía Jesús (Lc. 19, 10).
Santa Isabel desconcertada ante la visita de María que lleva a Jesús en su seno, se pregunta: “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc. 1, 43). Este mismo desconcierto - y mucho más - debería sentir el hombre, cada hombre y cada mujer ante la Navidad. ¿Quién soy yo para que todo un Dios venga a mí y a por mí, para que no me pierda y viva junto a él?
Tanto amó Dios al hombre que no ha parado hasta hacerse él mismo hombre. Y se ha quedado en el mundo para seguir buscándonos a cada uno cuando nos alejamos, nos perdemos, le abandonamos.
Seguro que recuerdas de la Biblia que cuando Dios bajó al Paraíso para hablar con Adán, después del pecado, Adán se escondió en el jardín por miedo. No tengas miedo, no te escondas. Quien te busca en la Navidad es un Niño con las manos abiertas y el corazón lleno de perdón y amor.