Seguir las instrucciones

Publicado el 16/07/2024
Agustinos

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Texto:  Santiago Alcalde, OSA
Música:  Bensoundcute

Champán y mermelada para el coche

La persona humana vive su vida en plenitud sólo cuando hace suyas las instrucciones del Creador de la vida. Muchas personas tratan de vivir su vida a su aire, a su manera. No tienen en cuenta que se deben a Dios que los ha creado; a la familia y sociedad en la que viven; y que se deben a sí mismos. Cuando esto se olvida pronto se produce en la persona un gran desajuste que le quita la felicidad a él y a los que conviven con él.

            Un vendedor y un comprador de un coche nuevo, sostenían en el concesionario esta conversación:

Decía el comprador: “Me gusta el vehículo. Me llevo ya este Golf, en color azul ahora mismo”.

“Me parece bien, le respondió el vendedor, pero recuerde que para este coche debe usar gasolina sin plomo y aceite super-oil”.

“¿Cómo?, preguntó asombrado el comparador. No estoy de acuerdo. ¿Por qué debo usar ese tipo de gasolina y de aceite?”.

Con paciencia el vendedor, le explicó pormenorizadamente que, esa clase de vehículos, para obtener su mejor rendimiento, debían utilizar el combustible y aceite que los fabricantes aconsejaban.

  • “¡No, no y no!”, dijo terco el comprador.
  • “Como usted quiera, señor. Usted es el dueño del vehículo”.
  • “¡Claro que como yo quiero! Así lo haré. Si a mí me gusta el champán, ¿quién me va a impedir que en el tanque de mi coche ponga yo champán?”.
  • “¿Cham...pán...?”.
  • “¡Sí!”. Y en vez de aceite, yo le pondré mermelada, que es más dulce. A mí siempre me ha gustado”, dijo con contundencia el comprador.
  • “Su coche, le respondió el vendedor, con chapan y mermelada, no le llevará a ningún lado.
  • ¡Usted se calla! Que el que ha comprado el coche soy yo. Y haré lo que crea más conveniente. Entrégueme las llaves que me voy”.

            Esta disparatada historia fue contada por el papa Juan Pablo I. Lo hizo en una de sus pocas audiencias de los miércoles ante miles de fieles. Después de contarles la historia les decía: “Muchas veces el hombre no hace otra cosa distinta con Dios, que lo que este comprador de un coche nuevo. El hombre vive su vida con plenitud sólo cuando acoge gustoso las instrucciones del Creador de la vida”.