Oh, Señor nuestro Jesucristo, con alegría comenzamos un nuevo día.
Recibimos nuevamente de Ti el don y el compromiso de vivir la pobreza
y de servir a los pobres, en los cuales encontramos Tu rostro.
Damos las gracias por tantos hombres y mujeres que viven dedicamos a los más pobres.
Tu Reino se hace presente y visible en este servicio generoso y gratuito.
Ilumina las instituciones públicas para que cumplan bien su deber,
garantizando a cada ser humano el derecho a la existencia, a la integridad física,
a los medios indispensables para una vida digna.
Oh, Espíritu Santo, haz que bajo tu guía podamos reconocer las verdaderas exigencias de los hermanos pobres.
Haznos capaces de prestar a ellos nuestra voz en sus causas, acogiendo la misteriosa sabiduría
que quieres comunicarnos a través de ellos, como hijos de Dios.
Entre nosotros tenemos alumnos, familias y profesores que pasan por diferentes necesidades. Necesidades materiales y espirituales. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al compañero solo y necesitado. Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.
Te lo pedimos a ti Jesús al comenzar esta semana. Amén.