Llena de gozo exulte aquella madre
al ver que el hijo que engendró a la vida,
por el fervor del llanto y la plegaria,
renació en Cristo.
Gócese el cielo con el sol más claro
que en él jamás brilló con luz más fúlgida;
y en honor de Agustín rompan las almas
en férvida alabanza.
Padre y maestro, que de Dios y el hombre
tanto alcanzaste, míranos piadoso
a los que por la vida navegamos
con rumbo a Cristo.
Gloria perenne sea siempre dada
a la divina Trinidad gloriosa,
que a Agustín, claro imitador de Cristo,
colmó de gloria.
Himno litúrgico