Jesús, tú eres como yo.
A ti te hablo, porque tú sí que me entiendes.
A veces me siento raro, poque no parezco el mismo.
Tengo un montón de preguntas, me asaltan mil y un pensamientos,
río y lloro sin saber por qué, me siento mayor y pequeño a la vez.
Sé que estoy creciendo rápido, y no quiero perderme nada.
Ayúdame a saber aprovechar mi tiempo y mi vida.
Tú conoces mis miedos y mis preocupaciones.
Haz que madure y cambie a tu lado, los dos juntos.
Enséñame a dar gracias por todo lo que le pasa a mi cuerpo, a mi mente y a mi corazón, a pesar de que las cosas no siempre vayan como yo quiero.
Haz que crezca como tú, en estatura, cuidando y respetando mi cuerpo. En sabiduría, sabiendo elegir lo que me conviene o no para ser feliz y descubriendo cómo tú me regalas cada paso de mi vida.
Miguel Ángel Dieste