Orando con San Agustín

Agustinos


 

“Pero he aquí que Tú, pisando los talones a estos dos fugitivos tuyos, Dios de las venganzas y fuente de las misericordias, que haces que volvamos a ti y te sirves de medios sorprendentes, te lo llevaste de esta vida, cuando apenas hacía un año que yo disfrutaba de su amistad. Este amigo mío era para mí más dulce que todos los placeres de aquella época de mi vida”.  (Conf. 4, 4, 7).

Hoy he llorado, Señor.  Tu presencia

se ha escondido tras párpados cerrados;

he visto que en los labios ya sellados

faltaba el hálito, vital esencia.

Sin blasfemar, protesto por tu ausencia;

porque echamos en falta tus cuidados;

parece que nos dejas olvidados

y truecas tu bondad en inclemencia.

Mas... si dejamos de mirar al suelo,

si con fe contemplamos hoy tu Cruz,

podremos entender en el dolor

que seguirás Tú siendo nuestra Luz,

que nos estás esperando en el cielo

y aquí en el valle sigue tu favor.

             Nazario Lucas Alonso