Orando con San Agustín

Agustinos


 

“Y van los hombres a contemplar con admiración las alturas de los montes y los oleajes del mar, y los cursos anchísimos de los ríos, y la amplitud del océano, y los giros de las estrellas; y se dejan a sí mismos, y no se maravillan de sí”.  (Conf. 10, 8)

Una canción te hiciste, Primavera;

llegaste con ternura y embeleso;

sellamos nuestro encuentro con un beso

y cruzamos del mundo otra frontera.

Serena, musical, brillante, pura

y grávida de luz y de templanza

con los años te has hecho mi añoranza

a la vez que mi estrella y mi ventura.

Me cuesta comprender que el tiempo pasa,

que el idilio no siempre permanece

y que el más puro amor también fenece.

¿Será que el fuego cuece humos con brasa?

¿Será que la amistad se ha vuelto lasa

y la canción se esfuma y desvanece?

Nazario Lucas Alonso