Orando con San Agustín

Agustinos


“La Virgen lo formó en su seno: formémosle nosotros en nuestro corazón. La Virgen estuvo grávida por la encarnación de Cristo; que nuestras almas estén grávidas por la fe en Cristo. La Virgen dio al Salvador; demos nosotros a luz la salvación y la alabanza. No seamos estériles; seamos fértiles para el Señor”.  (Serm. 189, 3, 3).

Ecielo abrió con destreza

su blanco manto de nieve;

así se mantuvo el suelo

envuelto en albura y luz,

colmando en total plenitud

la sed de la tierra seca,

uniendo dos direcciones

-la divina y la terrena-

en el seno virginal,

haciendo que el manantial

manara divina palabra,

conversación de cristal.

Se trocó el seno en artesa,

en pan alivio de hambrientos,

en halo de sentimientos,

en ala que, volando ansiosa,

busca entre la intensa sombra

la luz tibia del fanal.

Belén es golondrina que vuelve

trayendo una carta abierta

escrita en el aire

con aromas de primavera.

Belén es amanecer claro

para la humanidad entera.

     Nazario Lucas Alonso