“Si no hubiese perecido el hombre, no hubiera venido el Hijo del hombre. Se perdió el hombre por su libre voluntad. Vino Dios al hombre por su gracia liberadora”. (Serm. 194, 2).
Gabriel con su visita te anunció
que virgen y madre tú serías;
como virgen, a Dios humano harías;
como madre, Adán divinizó.
Fuiste, Nazaret, cuna del portento,
solicitud de Dios a la doncella;
eres tú, Belén, resplandor de estrella
contemplado en humano nacimiento.
Cálido pesebre es mi corazón
que acoge tu divina humanidad;
cual Gabriel, quiero ser anunciador
que expande por el orbe tu bondad
expresada en olvido y en perdón
de afanado e inquieto Buen Pastor.
Nazario Lucas Alonso