San Agustín

Agustinos


Agustín nació en Tagaste – hoy Souk–Ahras – el 13 de noviembre del año 354. Su vida se desarrolló cuando el imperio romano se encontraba en plena decadencia. Hijo de padre pagano y madre cristiana, compartió la vida familiar con una hermana y un hermano. De inteligencia clara, hizo los es­tudios primarios en Tagaste. 

Su afán por experimentarlo todo le llevó a la búsqueda, la duda y el desasosiego. Mónica le acompañó de cerca porque sabía bien que asistir insensible a los desvaríos de un hijo que parece no saber dónde hacer pie es silencio culpable.

Prosiguió los estudios en Madaura, dedicado a la lectura de los libros clásicos griegos y latinos. En Cartago, allá por el año 370, le esperaba la universidad. Inició la expe­riencia de profesor en Tagaste y después en Cartago. De Cartago pasó a Roma donde ejerció la cátedra de Retórica. Buscando la promoción como profesor, opositó a una cátedra en Milán donde en­señó durante dos años.

El itinerario religioso de Agustín pasó por la relación con distintas y sectas. La lectura de la Biblia, los consejos de su madre y los sermones de Ambrosio, obispo de Milán, le llevaron al puerto de la conversión el año 386. Recibió el bautismo la noche pascual del 24 al 25 de abril de 387.

Fue ordenado sacerdote en Hipona el año 391 y, cuatro años más tarde, consagrado obispo coadjutor de Valerio. Sucede a Valerio en 397 como pastor de Hipona y comenzó a participar en distintos Concilios y Sínodos de la Iglesia de África. Muere en Hipona, actual Annaba (Argelia), el 28 de agosto de 430 a los 76 años, después de haber fundado monasterios, predicado con ardor la palabra de Dios y escrito un número importante de libros que son todavía hoy fuente nutricia para el pensamiento cristiano.

En la audiencia general del miércoles día 30 de enero de 2008, Benedicto XVI afirmaba: “El itinerario intelectual y espiritual de Agustín representa un modelo de la relación armónica que debe existir entre la fe y la razón. Esta armonía significa, ante todo, que Dios está cerca de todo ser humano, cerca de su corazón y de su razón”.

Los restos de san Agustín, peregrino de Dios y Doctor de la Iglesia, se veneran en la Basilica de San Pietro in Ciel d’Oro en Pavía, al norte de Italia. Pablo VI oró ante la tumba del santo en 1960, Juan Pablo II en 1984 y Benedicto XVI el año 2007.