Orando con San Agustín

Agustinos


 

“¿Amamos algo que no sea bello? ¿Y qué es lo bello? ¿Qué es la belleza? ¿Qué es lo que nos atrae y nos aficiona a las cosas que amamos? Si en ellas no hubiera una belleza externa y una armonía interna, no ejercerían atractivo alguno sobre nosotros”.  (Conf. IV, 13, 20)

Despunta la mañana

con primores de luz y de rocío,

colores rojo y grana,

muy gallarda y con brío,

maestra de donaire y señorío.

Canta en la granja el gallo,

surcan cielos la alondra y el vencejo,

jovial trota el caballo

con el morro bermejo

disfrutando feliz de este festejo.

El pensil se ha hecho mar

tachonado de nácar y corales,

bello como un altar,

con colores vernales

envidia de azulejos y vitrales.

Sonoros son los pinos

a porfía con lilas y laureles;

mil armoniosos trinos,

sones de cascabeles,

ponéis polifonía en los vergeles.

Llegas, noche callada,

y fajas con penumbra el ancho mundo;

de estrellas la cascada

en el cielo profundo

infunde a mi ser bienestar jocundo.

Gracias doy a los cielos

que siembran la ilusión en primavera;

los humanos anhelos,

libres ya de quimera,

emprenden hacia el cielo la carrera

Nazario Lucas Alonso