“Si no hubiese perecido el hombre, no hubiera venido el Hijo del hombre. Se perdió el hombre por su libre voluntad. Vino Dios al hombre por su gracia liberadora”. (Sermón 194, 2)
A falta de la luz, vino la Llama;
arda la Llama, sí, que nos consuma
el tronco que pecado vil rezuma;
si marchita la flor, crezca la Rama.
Llegó el tiempo en el que el homre proclama
verdad tanta que al propio hombre lo abruma;
el fuego de la fe dudas esfuma
y el hombre al Salvador vehemente aclama.
El hecho de Belén hoy lo imagino;
con Él lo puedo todo si lo invoco,
porque se hace sustento en mi camino.
Hoy el sendero hacia el Portal evoco,
admito que del hombre es el destino;
si digo otros asertos, me equivoco.
Nazario Lucas Alonso