“La Virgen lo formó en su seno: formémosle nosotros en nuestro corazón. La Virgen estuvo grávida por la encarnación de Cristo; que nuestras almas estén grávidas por la fe en Cristo. La Virgen dio al Salvador; demos nosotros a luz la salvación y la alabanza. No seamos estériles; seamos fértiles para el Señor”. (Sermón 189, 3, 39)
FUISTE elegida, María,
por Madre del Creador;
Madre te hizo el Redentor
en sangrienta epifanía.
Eres también madre mía;
me confieso pecador,
te pido, madre, el favor:
sed mi consejera y guía.
¡Oh, ceguera de mis ojos!
¡Oh, dura y terca conciencia!
¡Oh, corazón obstinado!
¿Cuándo mostró Madre enojos?
¿No veis que la Providencia
por María ha aconsejado?
Abrazo de Madre e Hijo,
gran lección de regocijo.
Nazario Lucas Alonso