“Esta es aquella leche de párvulos que adaptó a nuestro paladar pasando el pan por la carne. Pues en el principio, aquel pan de ángeles era el Verbo; mas para que el hombre comiera pan de ángeles, el Creador de los ángeles se hizo hombre. Y así, el Verbo encarnado se nos hizo receptible a nosotros”. (Comentario al salmo 109, 12).
El divino misterio se ha humado
y en música sublime y armoniosa
alimenta -comida muy sabrosa-
con celestial voz al hombre salvado.
Son las notas del músico inspirado
mensajeras de música gloriosa,
angelical noticia, portentosa,
que une al Creador con el creado.
Oh misterio inefable y escondido,
fontana de silencio y armonías
que llevas hacia ti al hombre cautivo
y transformas su pena en alegrías
dejando su espíritu transido
sitiendo de tu voz las melodías.
Nazario Lucas Alonso