Según referencias antiguas se cree que este monasterio se fundó en torno al año 1000, con lo que sería anterior a la Gran Unión de 1256, formando parte de algunos cenobios que seguían la regla de San Agustín, pero sin estructura de orden religiosa, por lo que sería uno de los más antiguos de la península. Así lo afirma el P. Lanteri. En 1436 se le cita como perteneciente a la Provincia de España y fue incorporado a la Observancia del P. Alarcón en 1504. Estos orígenes están relacionados con la devoción a la mártir Santa Engracia de Braga, que fue martirizada y cortada su cabeza en Carbajales hacia el año 1.000, cuyos restos se encontraban en el monasterio de los agustinos.
En el siglo XVII se edificó el convento en el centro de la villa de Carbajales, abandonando la ermita donde vivían desde hacía siglos, con ayuda de los Conde de Alba de Aliste, que se constituyeron en patronos del mismo, comprometiéndose a decir misas por los condes y darles sepultura si lo deseaban. A este convento trasladaron los restos de Santa Engracia. Los agustinos siguieron disfrutando de una gran dehesa llamada de Santa Engracia hasta la Desamortización, que tenía una parte cercana al río Aliste de tierra fértil para huerta y otra muy grande de monte, de donde se sacaba mucha madera.
La iglesia del convento era de cruz latina y estaba rematada con una espadaña. En la entrada de la sacristía había un cuadro del Cristo de Burgos, de gran veneración en España y América. Estaban establecidas varias cofradías con estas advocaciones: Ntra. Sra. de Gracia, de la Cruz, del Santísimo Sacramento, Santa Engracia y de las Ánimas. De todos modos, la fiesta mayor era la de San Agustín, en que el Ayuntamiento hacía un voto al convento, ya que como sucedía en otros lugares, se consideraba a San Agustín protector contra la plaga de langosta.
A la izquierda de la iglesia, y adosada a ella, estaba construido el convento y a continuación una huerta vallada que cuidaban los frailes. Además de ello poseían varias fincas que tenían arrendadas a los vecinos. La comunidad solía ser de entre ocho y diez religiosos y entre ellos había dos predicadores y dos confesores, ya que su principal ocupación era la predicación y la confesión, atendiendo a algunos pueblos cercanos. El culto a Santa Engracia se celebraba en el convento, excepto en los días extraordinarios en que se hacía en la ermita de la Dehesa, e incluía vísperas, misas, romerías y procesiones, que organizaba la cofradía de Santa Engracia. Los pueblos cercanos eran muy devotos de la santa y acudían a las romerías, destacando la de la noche de San Juan, la “Sanjuanada”, que duraba hasta la madrugada.
Este convento terminará su existencia, como todos los demás, con la Ley de Desamortización del ministro Mendizábal en 1835, aunque solamente quedaban dos sacerdotes y un hermano, además del prior el P. Maestro Benito Peña. Fueron sacadas a subasta las propiedades y los condes de Alba se hicieron con la Dehesa de Santa Engracia, así como algunos particulares. El sencillo convento fue demolido y desaparecieron libros y objetos valiosos. Se consideraba que la Dehesa y el lago de Sanabria eran los dos lugares más bellos de la provincia de Zamora. Al hacer el embalse de Ricobayo desapareció toda la riqueza maderera y las aguas anegaron esa zona tan bella y a donde acudió a cazar el rey Felipe III en varias ocasiones.
En la iglesia parroquial de pueblo se conserva una imagen de San Agustín, otra de San Nicolás de Tolentino, Santo Tomás de Villanueva y Santa Rita, todas ellas provenientes del convento agustino.
Fr. Ricardo Paniagua