Historia y personajes

Escrito el 17/10/2024
Agustnos


Después de Gregorio Méndel, seguramente el agustino científico más importante sea el P. Manuel Blanco. Su obra sobre la Flora Filipina, siguiendo el sistema de Linneo, es un monumento de la ciencia y una obra de gran calado artístico, que tuvo varias ediciones desde los primeros momentos a mediados del siglo XIX.

El P. Manuel Blanco nació en el pueblo zamorano de Navianos el 29 de noviembre de 1779. A los 16 años entró en el colegio de los PP. Agustinos de Valladolid, donde profesó en 1795, recibiendo la formación en Filosofía y Teología, y en el tiempo libre se interesó por el estudio de las ciencias, como Química, Física e Historia Natural y aprendió a traducir el francés. Partió para Filipinas por la vía de Méjico en 1804. Trabajó en diversos pueblos de la región de Batangas, aprendiendo el tagalo y se sintió atraído por la exuberante naturaleza de la zona, tomando los primeros apuntes de las plantas.

Siempre mostró un carácter moderado y pacífico, con dotes de gobernante. Después de ser elegido prior de varios conventos, en 1825 fue nombrado definidor de la Provincia de Filipinas, cargo que ejerció por dos veces. Fue nombrado prior de Manila en 1828 y Procurador General de la Provincia en 1830. Elegido prior provincial en 1833 con todos los votos de los capitulares, le tocó gobernar en un momento en que se estaba tratando la cuestión de la alternativa en los cargos de la provincia entre los religiosos procedentes del colegio de Valladolid y de los demás conventos agustinos, y que originaba cierta división entre los religiosos. Visitó todas las casas de la provincia en las distintas islas. Por comisión del obispo de Cebú realizó también la visita pastoral a la región. Sus cartas pastorales a los religiosos son un modelo de ciencia, literatura y piedad.

Desde la conquista de las islas, tanto religiosos como algunos seglares se habían interesado por el estudio de las plantas del archipiélago. El P. Blanco comentaba que siguió los pasos de sus predecesores religiosos, como algunos jesuitas y dominicos y el agustino Ignacio Mercado. Tradujo del francés al tagalo la obra “Tratado de medicina doméstica” de Tissot, para favorecer el uso de las plantas medicinales propias del país. Asimismo, explicó a los habitantes las mejoras en la agricultura y el modo de cultivar y aprovechar algunas plantas.

En los sucesivos viajes por las islas, además de atender pastoralmente a los fieles, se interesaba por los bosques, montes y ríos y las producciones de distintos lugares, recogiendo datos científicos de lo que veía. Levantó varias “Cartas topográficas” de las provincias donde trabajó. Pasó los últimos años en el convento de Guadalupe, donde falleció el 1 de abril de 1845 a los 66 años.

Sus trabajos de botánica los inició con la idea de ayudar a sus fieles y fue recogiendo multitud de informaciones. Su obra “Flora” es un monumento al celo y el talento del P. Blanco, que contribuyó al conocimiento histórico-natural filipino, pues fue la primera obra en su género que vio la luz en aquella tierra. Fue muy modesto y solo se pudo publicar sus escritos gracias al interés de otras personalidades como la reina Isabel II y el Dr. González Azaola. Por fin se pudo publicar la obra en 1837 con el título “Flora de Filipinas según el Sistema sexual de Linneo”, que fue un verdadero acontecimiento científico. Recogía 903 especies con el nombre en latín y 31 con los nombres nativos y multitud de notas explicativas. Agotada una segunda edición muy ampliada por sus seguidores como el P. Celestino Fernández Villar y Andrés Naves, la Provincia de Filipina preparó una obra monumental muy aumentada que se imprimió en color, siendo una joya bibliográfica

La obra del P. Blanco ha sido objeto de admiración y reconocimiento. La Sociedad Económica de Amigos del País de Manila le contó entre sus socios. En España fue admitido como miembro correspondiente de la Real Academia de las Ciencias. También fue admirado por algunos científicos extranjeros, como el botánico británico Lindley y el francés De Candolle y otros botánicos más de varios países.

Fr.  Ricardo Paniagua