"Comunión de vida con los hermanos"
A lo mejor te has preguntado alguna vez por qué los agustinos hablan tanto de la vida fraterna. Pues te cuento que es, fundamentalmente, por dos motivos.
El primero, porque la comunidad agustiniana tiene su origen en Dios, en la vida de la Santísima Trinidad. Y ¿cómo es esta vida de la Trinidad, de Dios? Pues es una vida de comunión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Un Dios que ha creado a la humanidad a su imagen y semejanza, y que nos ha llamado para que demos testimonio de Él con la vida fraterna.
Y, el segundo, porque la vida común tiene como punto de referencia, precisamente, la vida común de la que se habla en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y que se edifica desde el amor de Dios, que se ha derramado en los corazones por el Espíritu Santo, por quien toda la Trinidad habita en cada uno de nosotros.
Para los agustinos, la verdadera unión de los corazones exige una vida común auténtica y sincera, conforme con el espíritu de la Orden, para que todos los religiosos, como miembros de una misma fraternidad, participen del mismo tenor de vida en la oración y en el apostolado, en el trabajo y en el recreo, en el dolor y en el gozo, en el espíritu agustiniano de caridad, que “es tolerante en las adversidades, moderada en la prosperidad; fuerte en los duros padecimientos, alegre en las buenas obras; segurísima en la tentación, espléndida en la hospitalidad; llena de júbilo con los verdaderos Hermanos y llena de paciencia con los falsos”.
Según esto, las comunidades agustinianas deben gozar de estructuras y condiciones verdaderamente humanas, de suerte que se fomenten profundas relaciones personales entre los Hermanos.
(Constituciones 108-109)