El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

Publicado el 13/01/2025
Agustinos


Texto: José Joaquín Ojea
Música: Disco Natale: 1 Gennaio - Epifania de Ediciones Paulinas, Rallegrati Popolo di Dio.

Buenos días, hoy la Iglesia recuerda a San Hilario de Poitiers. Fue un firme defensor del Concilio de Nicea que en este año 2025 vamos a celebrar los 1700 años, y por lo tanto, los 1700 años del Credo que rezamos en cada eucaristía.

San Hilario buscaba el sentido de la vida: “¿Cuál es el fin de la vida? ¿Basta, acaso, dejar que se deslice, plácidamente, en medio del placer y la opulencia? No” […] Pero ¿dónde encontrar la enseñanza auténtica acerca de la divinidad? “Unos me hablaban de numerosas familias de dioses; otros hacían distinción entre dioses mayores y menores; la mayoría, afirmando la existencia de una divinidad, la declaraban indiferente para las cosas humanas, o adoraban tan sólo la Naturaleza, que se revela en el movimiento ciego y el concurso fortuito de los átomos. Más mi espíritu tenía por cierto que el Ser eterno y divino es necesariamente simple y único, y que no tiene principio o elemento fuera de Sí mismo.”

Llegaron a las manos de Hilario los Evangelios, concretamente el de San Juan, y al igual que con la carta a los Romanos de San Pablo, a San Agustín se le “disiparon todas las tinieblas”, a San Hilario le cesaron las angustias al leer “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.”

Este es uno de los pilares de nuestra fe, “si no se reconoce que Dios se hizo hombre, ¿qué sentido tiene festejar la Navidad? La celebración se vacía. Ante todo nosotros, los cristianos, debemos reafirmar con profunda y sentida convicción la verdad del Nacimiento de Cristo para testimoniar delante de todos la conciencia de un don inaudito que es riqueza no sólo para nosotros, sino para todos.” (Benedicto XVI, Audiencia general 19/12/2007)

Y tras este período de Navidad que hemos vivido, en el que Dios se ha hecho hombre, y como reflexión personal en cada eucaristía cuando proclamemos el Credo, el Credo que se afirmó en el Concilio de Nicea hace 1700 años, “Creo en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dioe encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre” pensemos en lo que Benedicto XVI comentó en su Audiencia  General: “Esta fe en el Logos Creador, en la Palabra que creó el mundo, en Aquel que vino como un Niño, esta fe y su gran esperanza, por desgracia, hoy parecen alejadas de la realidad de la vida de cada día, pública o privada. Parece que esta verdad es demasiado grande. […] Y la luz de Dios, la luz de la Verdad, se apaga. La vida se vuelve oscura y sin brújula. […]

¡Qué importante es, por tanto, ser realmente creyentes! Como creyentes, reafirmemos con fuerza, con nuestra vida, el misterio de salvación que trae consigo la celebración de la Navidad de Cristo. En Belén se manifestó al mundo la Luz que ilumina nuestra vida; se nos reveló el Camino que nos lleva a la plenitud de nuestra humanidad”

¡Qué como a San Hilario estas palabras del Evangelio transformen realmente nuestra vida, y reafirme nuestra fe como cristianos!

Buenos días.