Yo no fui

Publicado el 03/10/2024
Agustinos


Texto: P. Santiago Alcalde Arriba, OSA

Música: Amazing Grace - Kesia 

¡Buenos días!

Nadie entiende las razones del alma. El corazón es misterioso e incomprensible. Te confunde, te engaña, te miente. Te hace creer que vas al paraíso y te conduce a la muerte. Luego los años pasan, creces, te vuelves adulto y el corazón te sigue traicionando. No logras comprenderlo. Lloras repetidas veces por la vida que pasó llevando tus sueños, pero haciéndola brotar en forma de experiencia.

“No fui yo… Yo no quise… No debí hacerlo…” Así se lamenta Hilda mientras lloraba el dolor de su realidad. La joven adolescente tiene solo quince años. Es una flor que se abre a la vida, regada con sus propias lágrimas de dolor y de arrepentimiento. Mueve la cabeza de un lado para otro e insiste: “No fui yo”. Como si al negar la realidad pudiera hacerla volver atrás, elegir otro camino y borrar lo pasado.

“¿Cómo fui capaz de destruir el sueño de mis padres y el mío? No, no pude haber sido yo”. Pero, infelizmente, fue ella. Había sido ella misma la que, jugando al “amor”, se descubrió esperando un hijo. Ella, que no pasaba de ser una simple niña.

En unos momentos u otros de nuestra vida, a todos ante algo no esperado, no querido, no deseado nos surgen las preguntas: “¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí?”. Y en el deseo de que lo que te ocurre no sea verdad, gritas: “¡No! ¡No fui yo! ¡A mí eso no puede pasarme!”. Pero sí, a ti te pasa, porque tú lo consentiste y lo sabes,

Solo la sabiduría divina puede entender tus pasos. Dios sabe las verdaderas necesidades de tu loco corazón, tú no. Quizás pienses que lo sabes, imaginas que entiendes todo y crees saber a dónde vas, pero el tiempo se encarga de mostrarte cuan equivocado estabas.

Solo en Cristo tus desencuentros se encuentran. Solo en él tus desvaríos se descubren. Únicamente en Dios dejas de correr y correr, buscando lo que no sabes. En él, finalmente, tu no ser se transforma en ser. La palabra de Dios nos dice: “Encomienda a Dios tu camino, confía en él y él actuará. Hará tu justicia como el amanecer, tu derecho como el mediodía” (Sal 36,5-6).

¡BUENOS DÍAS!