Texto: José Joaquín Ojea
Música: Bensoundcute
Buenos días,
Estamos en el ecuador de la Cuaresma, que como todos sabemos es el tiempo durante el cual la Iglesia nos invita a volver la mirada a Dios, un tiempo especial de perdón y reconciliación, purificación y renovación de la vida cristiana. Se nos invita a vivir el camino hacia Jesús, de la propia conversión, de reflexionar sobre nuestra propia vida, recordando la caducidad y fragilidad de nuestra existencia.
Es un momento en el que podemos pausar nuestro ritmo de vida y poder tomar consciencia de nuestro ser cristiano.
Y es importante durante este tiempo el encuentro con Dios. Yo diría que no solamente en este tiempo, sino todos los días.
Pero, en lo concreto, ¿qué acciones o gestos son los que nos llevan al encuentro con Dios? La iglesia propone: ayuno, oración y limosna.
Pero yo reformulo la pregunta: ¿Qué gestos son los que he decidido asumir durante esta Cuaresma para volver mi mirada a Dios?
Evidentemente, eso es algo que tenemos que decidir cada uno de nosotros, o más bien, los que hemos tenido que haber decidido al inicio de esta Cuaresma.
En mi empresa, cada año, la empresa establece unos objetivos de toda la compañía, y cada uno de los trabajadores de la misma define sus propios objetivos alineados con los de la compañía, pero en función de sus capacidades y funiones, de modo concreto, con acciones que son medibles y con plazos o metas que ayuden a la consecución de los de la compañía.
Aquí, podemos aplicar el mismo criterio… La Iglesia propone 3 acciones (ayuno, abstinencia y oración) para conseguir los objetivos de la Iglesia en esta Cuaresma (volver la mirada a Dios).
Si aún no has establecido “tus objetivos” de esta Cuaresma, todavía a estás a tiempo de establecerlos. Para Dios, nunca es tarde.
Y si lo has hecho, repásalos, y evalúa el nivel de consecución de estos objetivos.
Si las empresas, si los trabajadores de las empresas establecen y persiguen sus objetivos, más aún nosotros mismos, tenemos que perseguir nuestro objetivo, pues el objetivo final de todo es lo mejor que nos pasado en la vida, y no es otro que el encuentro personal con Cristo.
Buenos días