El fin de los tiempos. Nuestra afirmación plena

Publicado el 21/11/2023
Agustinos


Texto:  Pablo Tirado, OSA
Música:  Acousticguitar

Acabando el ciclo litúrgico, cada año escuchamos en la liturgia de la Palabra mensajes que nos llaman a estar alerta, a poner todo lo mejor de nosotros en vigilia y en productividad, eso sí, mezclado con un clima un tanto apocalíptico, con una especie de rendición de cuentas de lo que Dios nos pedirá y, a veces, con una perspectiva sobrecogedora del fin de los tiempos.

Sin embargo, Jesús no tuvo intención de describir o definir una realidad final, ni fijar la fecha y hora del juicio, sino de apuntar a una manera de vivir, a un modo de comprender la vida para configurarla durante todo su recorrido, de principio a fin; entre otras cosas, porque el inicio y el final de nuestra vida, la Creación y el Fin de la Historia están atravesados por el mismo y único Dios de la Vida y el Amor…no en vano, Apocalipsis significa Revelación...pero, ¿qué nos revela Dios hoy?

Quisiera compartir, a las puertas del Adviento, dos consideraciones de lo que el Dios de Jesús nos llama a ser en este fin del año litúrgico a través de sus palabras de las 10 vírgenes, de los talentos, del juicio final.

En primer lugar, el Dios de Jesús como afirmación plena de la persona. Sus palabras, lejos de separarnos de este mundo, nos exige a los cristianos demostrar que el Reino de Dios se realiza solamente cuando ya en la tierra, nos esforzamos por lograr que la justicia, libertad y fraternidad se hagan presentes en las personas y sociedades; entre todos los seres humanos, pero, antes que nada, entre marginados, oprimidos y los que más sufren.

En segundo lugar, una mirada cristiana sobre el fin de los tiempos no debe hacernos caer en la tentación de enfocarnos hacia la tiniebla lúgubre de las imágenes apocalípticas, sino a la luminosidad de los relatos mitológicos de la Creación. En este sentido, el fin de la Historia nos invita a ver la totalidad de la Historia y, por ello, a contemplar cómo la Creación transparenta la acción creadora del amor de Dios. Somos provocados, convocados e invitados, por tanto, en estos últimos Evangelios del año a ver y vivir cada minuto de la Historia de otra manera. En palabras del Papa Francisco en Laudato Si 100: “las criaturas de este mundo ya no se nos presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos están ahora llenas de su presencia luminosa”.