Texto: P. Juan M. Paniagua Miguélez, OSA
Música: Claro de luna (Beethoven) - Richard Clayderman
Nuestra Señora del PILAR
¡Buenos días!
Escuchad lo que nos dice san Agustín en el número 31 de la Regla:
«De tal manera que nadie tenga ninguna actividad puramente personal, sino que todas vuestras obras las hagáis para el bien común con mayor esmero y más renovada disponibilidad que si cada uno realizarse las tareas propias para sí mismo. Pues lo que dice la Escritura de la caridad, esto es que “no busca sus cosas” (1Cor 13,5), se entiende así: que antepone los intereses comunes a los propios, no los propios a los comunes. A partir de ahí podréis conocer el alcance de vuestro progreso: será tanto mayor cuanto cuidéis mejor lo que es común que vuestras propias cosas. La consecuencia es que, en el uso de los bienes exigidos por las necesidades de esta vida pasajera, ha de prevalecer la caridad que no pasa (cf. 1Cor 13,8)».
Y llegados a este punto más de uno dirá: “se les ha colado la sección agustiniana en la de Buenos días”. Y después de leer el título otros dirán: “yo esperaba algún alegato a la Virgen del Pilar” … Y así, cada uno echará la suya. La mía no es otra que esta: hoy 12 de octubre, bajo la advocación de la Virgen del Pilar, celebramos en España el día de la fiesta nacional, y, por lo tanto, es un día para pensar en lo que somos como nación, como país, como reino, como Estado, y no pensemos únicamente en nuestros propios intereses regionales o partidistas. Por eso, como Agustinos que somos, he pensado que esto ya lo había expresado muy bien San Agustín; y de ahí que haya compartido con todos vosotros en estos “Buenos días” el mensaje que más de uno podría recitar de memoria, sobre todo en latín.
Concluyamos que estos “Buenos días” con esta sencilla oración donde le pedimos a la Virgen María, nuestra Madre, con todo cariño:
Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad. Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Y, hoy especialmente, ruega por nuestra España. AMÉN.
¡Buenos días!